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29 de septiembre de 2022

DE LA OPOSICIÓN AL GOBIERNO Y DEL CRITERIO A LA COHERENCIA

        
          

Una de las maravillas de vivir en un sistema democrático es la cantidad de opiniones que circulan en el debate público y es que aparentemente las opiniones las regalan, pero el criterio es más bien escaso. Si bien, es normal que todos tengamos afinidades políticas, es importante que estas no nublen nuestro criterio, pero, sobre todo, que nuestra coherencia no dependa de estas. Y es que cuando se da un cambio de gobierno, parece que el criterio despertara en algunos y se adormeciera en otros.


Durante estas sacudidas políticas, como la que vivimos hoy día, la coherencia suele escasear más que el criterio, ya que una cosa es ser oposición y otra muy distinta es ser gobierno. Es completamente diferente oponerse a las posiciones de poder que estar en ellas, y así como hay distintos gobiernos, hay distintas oposiciones.


Algunos incluso nos atreveríamos a decir “Toda oposición es mejor… hasta que gobierna” y es que en tiempos de crisis es fácil ser oposición. Las soluciones simples, mesiánicas y casi milagrosas están a la orden del día, se ostenta una posición de cuasi privilegio en la que la incapacidad de actuar es el escudo que hace fácil juzgar el accionar de los gobiernos y las soluciones maravillosas normalmente no son puestas a prueba.


Durante el segundo periodo del gobierno Santos, el sector de oposición, criticó la reforma tributaria de 2016, sin embargo, cuando este mismo sector llegó al poder, el gobierno de Iván Duque llevó a cabo 3 reformas tributarias y de la misma forma el gobierno de Petro repite la historia. El endeudamiento, “La mermelada” y los favores políticos también suelen formar parte de esta doble moral entre opositores que llegan al gobierno y gobernantes que pasan a ser oposición.


Las banderas defendidas y criticadas por los sectores que suelen contraponerse son las mismas, la inseguridad, la violencia, la pobreza, las cargas fiscales, los escándalos e incluso los derechos que se defienden dejan de defenderse si es mi opositor quien los ejerce. Podríamos decir que los fondos son los mismos y que se defienden las formas, pero hay formas que no pueden desprenderse de los fondos. Los valores democráticos, no deberían depender de un grupo político para defenderles, el derecho a protestar, aunque sea impulsado por un fanatismo debe defenderse y respetarse.


Durante este gobierno al menos han existido avances en lo que a protestas se refiere, a pesar de la violencia aislada, que hubo dentro de algunas manifestaciones, es de resaltar que la fuerza pública no funcionó como un agente de represión, que no contribuyeron a la exacerbación de la violencia y que desde la institucionalidad del gobierno se garantizó un espacio seguro para quienes ejercieron su derecho.


Finalmente, mi estimado lector, si usted estuvo de acuerdo o no con las marchas del 26 de septiembre, debe reflexionar sobre esta pregunta, ¿estuvo o no de acuerdo con las marchas en contra del anterior gobierno? Si su respuesta es no, ha de comprender que dentro de una democracia caben las opiniones incluso de quienes perdieron en los espacios electorales. Si su respuesta es sí, deberá entender que a pesar de haber sido excluido por el sector hoy en oposición, debemos garantizar la voz de este.


Desde esta columna, solo me queda desearles criterio a los ciudadanos miembros de la nueva oposición, para que no caigan en engaños, desinformación y fanatismos. A los ciudadanos que apoyan el nuevo gobierno les deseo algo mucho más escaso, coherencia, para que no pisoteen los mismos valores que antes defendieron.


Santiago Imad.

Estudiante ciencias políticas y gobierno.


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