En medio del paisaje majestuoso de la represa de Topocoro, en Santander, una historia de esfuerzo y orgullo local está inspirando a toda una región. Allí, donde el sol se refleja sobre las aguas tranquilas y las montañas abrazan el horizonte, Ludy Suárez decidió transformar su tierra natal en un destino turístico con identidad y propósito.
De niña, ayudaba a su madre a vender pescado al borde de la autopista. Hoy, en ese mismo lugar, se levantan murales que narran la vida de las mujeres trabajadoras, pescadores y familias que han hecho de la ribera su hogar. Uno de ellos rinde homenaje a Doña Clara Ferrer, ícono de las vendedoras de antaño y del espíritu emprendedor que aún caracteriza a la comunidad.
Hoy, la playa de Betulia se ha consolidado como un punto de encuentro entre naturaleza, cultura y comunidad, donde los visitantes llegan en busca de tranquilidad y se marchan con el corazón lleno de historias.
Topocoro ya no es solo una represa: es un símbolo de renacer, un lugar donde el agua dio paso a nuevas oportunidades. Y en cada ola que toca la orilla, vibra el eco de un pueblo que aprendió a navegar entre sueños, impulsado por su gente y el respaldo del SENA, que sigue siendo motor de cambio, formación y esperanza para las comunidades rurales de Santander.



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